sábado, 18 de octubre de 2014

LARRA en cómic

Según parece Mariano José de Larra fue un hombre cargado de frustraciones. Desde muy joven se presenta como un niño reflexivo, dado a la introspección, disolvente, solitario. Parece que Larra fue un hombre sin amigos, o con pocos amigos. Para quien lee toda su obra y ojea su correspondencia someramente tratando de buscar al hombre, se encuentra con un tipo empeñado en preparar durante toda su vida la pistola que le iba a levantar la tapa de los sesos.
En 1908 algunos de los representantes de la generación del 98, Azorín, Unamuno y Baroja, llevan una corona de flores a su tumba, homenaje que significa su redescubrimiento y la identificación del grupo con el pensamiento de Larra y su preocupación por España.

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