sábado, 15 de marzo de 2014

EL SUICIDIO DE MELIBEA Y OTROS SUICIDIOS

VIDA
 Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
 Después de nada, o después de todo supe que todo no era más que nada.
Grito “¡Todo!”, y el eco dice “¡Nada!”.
 Grito “¡Nada!”, y el eco dice “¡Todo!”.
Ahora sé que la nada lo era todo, y todo era ceniza de la nada.
 No queda nada de lo que fue nada
 (Era ilusión lo que creía todo y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada si más nada será,
después de todo, después de tanto todo para nada. (José Hierro: Cuaderno de Nueva York,)

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